martes, 16 de julio de 2013

Un Nuevo Modelo de Liderazgo



El modelo actual de liderazgo está en crisis. Este cambio de paradigma representa sin lugar a dudas un desafío para las empresas y el estilo de liderazgo que se ha venido ejerciendo durante las últimas décadas, sobre todo porque nos fuerza a dejar de liderar con la cabeza para pasar a liderar con el corazón.

Liderar con el corazón es un ejercicio diario de servicio para y con el otro. Hoy el líder no cuenta con todo el conocimiento ni con la información necesaria para poder tomar decisiones en soledad. Los negocios se han complejizado y los cambios se dan a una velocidad cada vez mayor. Por tal motivo, las organizaciones modernas están fomentando el liderazgo colaborativo, achatando sus estructuras para fomentar la complementariedad y velocidad en la toma de decisiones. En este contexto, el éxito de la gestión organizacional dependerá de la cercanía, grado de desarrollo y nivel de confianza que el líder genere con su equipo de trabajo.

El ejercicio del "liderazgo en abundancia" -en donde ambas partes siempre ganan- genera resultados extraordinarios, no sólo en el otro sino también en el negocio. El sentir como una amenaza que un colaborador sea mejor que uno o el pensamiento individualista, condicionan no sólo al éxito del líder sino también al del grupo de trabajo. Apreciar genuina y abiertamente a las personas como individuos, promueve la sensación de bienestar y libertad, inspirando a los colaboradores a que se desempeñen en su más alto nivel de posibilidades. Más aún, cuando los colaboradores reciben por parte del líder un espacio de valoración y de crecimiento, responden recíprocamente con un mayor nivel de compromiso en el vínculo uno a uno y con la organización.

Fomentando así una cultura de trabajo en equipo y superación constante. El sentido de bienestar de las personas que forman parte de las organizaciones está conformado por dos componentes: la satisfacción laboral y el compromiso laboral. El primero, es un proceso cognitivo de interpretación de cómo el individuo se apega a su trabajo. Es la justificación personal del por qué la persona está donde está. Tener la percepción de que uno está bien remunerado, la cercanía del trabajo, un ambiente laboral agradable o un equipo de colegas con valores afines, son algunos ejemplos de satisfacción laboral. El compromiso laboral se sustenta en el proceso cognitivo y agrega el factor emocional de cómo es la experiencia de su trabajo.

Para que la emocionalidad del individuo impacte positivamente en su propia performance y en la del negocio, el líder tendrá que promover la búsqueda del significado y el propósito del trabajo. Para la gran mayoría de las personas el trabajo es el vehículo que conduce al cumplimiento de los deseos personales y su autorrealización. Encontrar respuesta a la pregunta básica de “para qué” hago lo que hago y el impacto de mis acciones son determinantes para la gestión del líder. Nada de lo que uno pueda comprar provee un sentido real y sostenido de satisfacción. Las personas quieren sentir que importan y sobre todo que lo que hacen tiene un impacto en el otro, la sociedad o el negocio mismo. El modelo de liderazgo basado en el otro y el sentido de autorrealización conllevarán a un mayor nivel de desempeño profesional dado que los sentimientos tienen una correlación directa con el comportamiento de las personas.

Tener genuina consideración por el otro tendrá un impacto tremendamente positivo en la motivación y el compromiso. Los líderes se enfrentan a un desafío, dado que no han sido formados para liderar desde esta nueva perspectiva que requiere del corazón y no de la cabeza. El nuevo paradigma del liderazgo se basa en el amor genuino que una persona tiene por otra persona. No visto como el amor que tiene un padre por su hijo, sino por el amor que se requiere para cuidar a las personas, guiarlas, dar soporte en todo momento, desarrollarlas para que den su máximo potencial y hacer sentir al otro genuinamente valorado. Si bien parecen cuestiones simples, es la ausencia de estas acciones (o amor) lo que generan muchos de los problemas organizacionales actuales.

Trabajar sobre estos aspectos de forma consistente y genuinamente no es tarea fácil. El proceso para conectar a un nivel personal con otra persona requiere tiempo. Tiempo que muchas veces dedicamos a otras tareas que consideramos más importantes. Sin embargo, existen algunos pasos que podemos seguir para generar un acercamiento más humano con nuestros colaboradores: El liderazgo tradicional está en crisis. Ha dejado de ser una cuestión de la cabeza para pasar a ser una cuestión del corazón. Servir al otro para que logre sus deseos y ambiciones generará resultados muy positivos en la calidad de vida de nuestros colaboradores, nuestras vidas y nuestros negocios.

Por Federico Barcos von der Heide, Director de Nuevos Negocios de VON DER HEIDE.






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