martes, 17 de septiembre de 2013

Los Niveles del Pensamiento




Gregory Bateson, resaltó la importancia de los "niveles lógicos" del pensamiento y su mecanismo. Señaló que en los procesos de aprendizaje, cambio y comunicación existen unas jerarquías naturales. La función de cada uno de los niveles de pensamiento es organizar la información del nivel inferior y subsecuentes niveles. Bateson observó que con frecuencia, la confusión de los niveles lógicos es lo que origina los problemas en el ser humano.
Robert Dilts ha retomado este modelo de los niveles lógicos y los ha formalizado de tal manera que podemos utilizarlos para descubrir y comprender el modelo del mundo de una persona.
Los diferentes niveles de pensamiento o estratos de la mente son, de forma ascendente: 
- ESPIRITUAL que es el nivel de trascendencia, donde YO soy parte de algo más, de un sistema más vasto y donde estoy consciente que lo que haga o deje de hacer, afecta a todos los que me rodean, aún cuando ya no esté en este mundo.
- IDENTIDAD donde según el concepto que tengo de mi mismo voy a desarrollar una "misión" en mi vida y va a desarrollar mis creencias para poder lograrlo. Tiene que ver con el verbo SER.
- CREENCIAS O VALORES, yo creo que soy o no soy capaz de lograr algo en mi vida y según esto voy a desarrollar, o no, mis capacidades. Tiene que ver con el verbo CREER.
- CAPACIDADES, son mis aptitudes o la falta de ellas, y según esto yo me conduzco en mi contexto. Tiene que ver con el verbo PODER.
- CONDUCTAS, es lo que hago o dejo de hacer y es cómo me conduzco en mi contexto. Tiene que ver con el verbo HACER.
- MEDIO AMBIENTE, es mi contexto, y la manera en que éste me afecta.
El nivel básico es nuestro entorno o ambiente, nuestras restricciones externas. Actuamos en ese entorno a través de nuestra conducta. Nuestra conducta está dirigida por nuestras aptitudes o capacidades. Estas están organizadas por las creencias que a su vez, están organizadas según nuestra identidad. El lenguaje que utiliza una persona, muestra cuál es el nivel de referencia donde se encuentra el problema. Ejemplo de esto sería:
- Mi familia política me saca de quicio. El problema se encuentra en el nivel del medio ambiente.
- Yo como mal y una sola vez al día. El problema se encuentra a nivel conducta.
- No puedo permanecer callada. El problema se encuentra a nivel capacidades.
- Cada vez que voy de vacaciones, me enfermo. El problema se encuentra a nivel creencia.
- Soy un inútil. El problema se encuentra a nivel identidad.
Entre más alto es el nivel del problema, se tendrá que trabajar en un nivel de pensamiento más profundo. El problema, muchas veces es que una conducta la manejamos a nivel de identidad. Ejemplo: no es lo mismo decir: "no soy capaz de controlarme con la bebida", a que "soy un alcohólico".
Debemos de estar muy atentos al lenguaje que usamos, pues ya hemos dicho que las palabras tienen una carga bioquímica en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Si nosotros manejamos a nivel identidad una mala conducta, como es un vicio, mentalmente estamos negando cualquier esperanza para poder cambiarla. La identidad es el nivel de lo que realmente somos, seres humanos con potencialidades reconocidas, o no reconocidas por nosotros mismos. Yo puedo decir en este caso, "soy una persona buena, con un problema de alcoholismo". Para nuestra mente, el alcoholismo ya no es algo definitivo sin curación, sino que implica una posibilidad ya que "soy una persona buena".
Ejemplo de esto también puede ser que en la vida actual, donde las relaciones prematrimoniales cada vez se dan más frecuentemente y se ven normales, una madre con una creencia de "las relaciones fuera del matrimonio son malas", difícilmente podrá entender a sus hijos y su conducta, y lo peor es que vivirá confictuada ya que su creencia está limitando su capacidad de apertura y flexibilidad para comprender esta conducta cada vez más generalizada en este mundo actual. Para dejar de conflictuarse, tendría que trabajar el nivel de creencias y si pudiera empezar a creer que tal vez en esta época no son tan malas, sino que a lo mejor pueden ser beneficiosas, o normales actualmente, ya que la época es muy diferente, entraría a un nivel de capacidades con flexibilidad y podría llegar a entender esa conducta de los jóvenes de hoy y del medio ambiente en el que se mueven y que les tocó vivir. No estoy hablando de que para ella sean buenas, sino que probablemente para los demás si lo sean. Recordemos que todo lo que pasa siempre tiene un lado bueno, que muchas veces no vemos. Es empezar a abrirse a más opciones y posibilidades y no cerrarnos y conflictuarnos con situaciones distintas a nuestra manera de pensar, que de alguna manera no podemos cambiar, ya que cada individuo y cada momento o situación es diferente.
Supongamos que un niño no hace bien su examen.
- El maestro le podría decir: "Había mucho ruido en el salón, y esto seguramente te distrajo". Esto genera la menor presión sobre el alumno.
- El maestro podría decir, centrándose en una conducta específica: "Has hecho mal el examen". En este caso la responsabilidad ya cae sobre el alumno.
-El maestro podría decir: "Tus aptitudes para la matemáticas, no son buenas". En este caso la implicación es más amplia, ya que le está hablando a nivel capacidades y lo está incapacitando.
- A nivel creencias o valores, el maestro diría: "Bueno, creo que este examen no fue el mejor que has hecho, sin embargo lo que importa es que sigas intentándolo". Aquí el maestro está reforzando la creencia de que no es importante tanto obtener una buena calificación, sino seguir intentándolo.
- A nivel de identidad, el maestro podría decir: "Eres un mal estudiante", o "No eres capaz de entender las matemáticas", o "eres un buen alumno que tiene que esforzarse más con la matemáticas".Estas palabras afectarán la totalidad del alumno. No es lo mismo creer que no soy capaz de sobresalir en una materia, que creer que soy un tonto, o que sólo me tengo que esforzar más con las matemáticas.
Este ejemplo debe ponernos a reflexionar la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos y con los otros y el impacto que nuestras palabras pueden tener en ellos.

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