viernes, 29 de agosto de 2014

Autoboicot, el miedo al éxito







La mente es muy compleja porque el ser humano no sólo puede tener miedo de las cosas malas, sino también delas cosas buenas El éxito, por ejemplo, en más de una ocasión produce sensación de vértigo. El miedo al éxito lo puede experimentar cualquier persona en algún momento de su vida, y suele tener como consecuencia el autoboicot, una actitud que le impedirá prosperar y alcanzar sus objetivos.

 Autoboicot, el miedo al éxito
En algún momento de tu vida puedes sentir miedo al éxito y boicotearte a ti mismo al creer que no eres capaz de alcanzar tus objetivos. Aprende a evitar los pensamientos negativos que te impiden prosperar y ser feliz.
El autoboicot, como indica la palabra, consiste en boicotearse y ponerse trabas a uno mismo, creer firmemente que no seremos capaces de alcanzar nuestros deseos en cualquier aspecto de la vida: laboral, afectivo, académico, familiar… Es como un círculo del que la persona no sabe cómo salir porque, además, tropieza una y mil veces en la misma piedra.
En esencia se trata de un temor que se basa en el miedo al cambio: está claro que el éxito también produce ansiedad.

El miedo forma parte de la condición humana, es como un ancla que nos invita a permanecer cómodos en nuestra situación. Sin embargo, es importante saber escuchar esa emoción para actuar a pesar de todo. De lo contrario, no avanzaríamos en la vida, y no tendríamos nuevas experiencias que nos ayudaran a crecer como personas.
El miedo al éxito nace ante los riesgos que supone tomar ciertas decisiones. Y es que el éxito es solo una cara de la moneda: cuando actúas, siempre existe un margen de error. Por ello las personas tienen miedo de equivocarse, de no ser capaces de tomar la decisión correcta.  El autoboicot nos convierte en seres pasivos, sin iniciativa, conformistas. No decidimos, no arriesgamos, permaneciendo inamovibles en una posición sumisa, de víctima, culpando al exterior de nuestra falta de éxito…En el fondo, es una postura cómoda e infantil. En lugar de ignorar el discurso interno del autoboicot, habría que escucharlo, enfrentarlo para comprender sus verdaderas motivaciones y neutralizarlas. En el fondo de estas conductas de inhibición, se esconde una parte infantil que ha interiorizado sin cuestionar, todas las exigencias, reproches, normas, órdenes y expectativas de nuestros padres. Por ejemplo, afirmaciones categóricas como: “Este niño tiene poca constancia”, o “ Tiene muy mal carácter”, “Mejor no lo intentes”, “Estás mejor callado”….. En realidad nos hemos identificado con la imagen negativa que nuestros mayores han proyectado sobre nosotros de un modo totalizante, aunque haya sido emitida con la mejor de las intenciones. Si la autoestima es la buena relación del sujeto consigo mismo, el autoboicot es justo lo contrario, constituyendo la base del estancamiento personal. Sabemos que los cambios producen miedo e incertidumbre, por ello, el autoboicot nos exime de responsabilidad para cambiar, prefiriendo, como el refrán “Lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Cambiar implica tomar decisiones y decidir es elegir unas opciones y renunciar a otras. Nunca se puede tener todo, hay que hacer descartes, de lo contrario, corremos el riesgo de no tener nunca nada propio de verdad. La persona con este tipo de conductas, cuando fracasa suele buscar culpables en el exterior, como una coartada, olvidando siempre a ese enemigo interno del que hemos hablado. No es fácil salir de las conductas de autoboicot, porque, como hemos visto, se suelen dar de un modo inconsciente. En este sentido es aconsejable acudir a un terapeuta experto en el análisis de procesos internos, que nos ayude a abandonar las conductas de autoboicot para abrirnos a los cambios, que son los que enriquecen y dan sentido a nuestras vidas.
Cómo evitar el autoboicot
¿Cómo superar el autoboicot?
 En primer lugar dejando de ser tu peor enemigo. Si notas que terminas agotado a lo largo del día por tener un diálogo interior lleno de juicios de valor negativos sobre ti mismo, sobre tu capacidad y tus ilusiones, entonces ponte alerta, porque estás matando tu creatividad.

Cuando te venga una idea a la mente no la descartes de inmediato, anótala en una libreta, madúrala, y date un tiempo para decidir qué quieres hacer. 
Pide opinión a un amigo de confianza, a alguien que sabes que desea lo mejor para ti. Las verdaderas ilusiones, como decía Platón, se producen siempre en la conversación entre dos amigos porque la mente alcanza la luz, la verdad de la idea.

Detrás de todo miedo, existe una causa que lo provoca. Cuando esa causa llega a paralizar la vida de la persona una vez tras otra, es decir, cuando te ves en situaciones similares en diferentes momentos de tu vida, entonces ha llegado el momento de mirar dentro de ti para saber de verdad qué es lo que te da tanto miedo. En ese caso puede ser positivo contar con el apoyo de un coach para hacer un proceso de coaching, o acudir a un psicólogo para hacer terapia.
Quien quiera recorrer en la vida un camino de certezas nunca alcanzará los verdaderos sueños de su corazón
Contar con la ayuda de un profesional es importante para evitar el autoboicot, puesto que el objetivo es hacer cambios en la vida del sujeto. De lo contrario, si alguien no hace cambios no puede esperar resultados diferentes, y seguirá confirmando una vez tras otra su sensación de fracaso.
Para salir del autoboicot debes explorar diferentes caminos, buscar distintos planes de acción para lograr un objetivo; arriésgate, porque solo a través del riesgo se alcanza el éxito: quien quiera recorrer en la vida un camino de certezas nunca alcanzará los verdaderos sueños de su corazón. La incertidumbre siempre está al inicio del camino pero la duda se va despejando. Si te boicoteas no te das la oportunidad de vivir.
Deja de hacerte preguntas constantemente por todo y ponte en movimiento, actúa. Las preguntas constantes refuerzan la inseguridad. Crea nuevos hábitos en tu vida. Date un premio a ti mismo cada vez que hayas dado un pequeño paso.
El miedo al éxito es humano, porque detrás de este temor existe el vértigo de caer después de haber alcanzado la gloria. Es decir, mantener el éxito también implica una responsabilidad. Sin embargo, vive el día a día, céntrate en el presente, y recuerda que eres una persona fuerte y capaz de volver a levantarte después de una caída. Mira al pasado y verás que ya lo has hecho en más de una ocasión.
Rodéate de gente, evita el aislamiento, comparte tu vida con los demás, porque así los miedos se relativizan. Utiliza el sentido del humor para darte cuenta de que el éxito y el fracaso son relativos, lo importante eres tú y tu felicidad.
  
Autoboicot en el plano sentimental
Algunas personas tienen mucho éxito en su profesión y, sin embargo, no tienen la misma seguridad en el ámbito personal. De hecho, es frecuente que aquellos que no tienen la fortuna de encontrar el amor que anhelan se centren tanto en su trabajo que eso también les ayude a triunfar de verdad en el ámbito laboral.
Existen diversas actitudes características de las personas que se boicotean a sí mismas en el plano sentimental:
·         La adicción al trabajo y la dependencia de la actividad profesional es la primera fuente de autoboicot a nivel sentimental. Se trata de individuos que, en muchos casos, ponen el trabajo como excusa para no hacer nuevos planes, no acudir a fiestas y, en general, para evitar cualquier plan que implique interaccionar socialmente.
·         Al reducir al mínimo su círculo social se impiden a sí mismas conocer a nuevas personas. Quien quiera encontrar el amor también tiene que buscarlo, poner límites a la jornada laboral, emprender la aventura de entablar nuevas relaciones, y buscar actividades en las que poder conocer gente afín.
·         Prejuicios: las personas que se boicotean a sí mismas en el plano sentimental, se han acomodado tanto en la idea de que nunca van a encontrar el amor que tiran a la basura, a causa de sus prejuicios, cualquier idea externa que reciben. Por ejemplo, si les proponen buscar el amor a través de Internet, en seguida ponen la excusa de que este gesto es propio de personas desesperadas y solitarias. Detrás del autoboicot existe una realidad: las personas no avanzan en muchas ocasiones porque no quieren hacerlo. Aunque están insatisfechas con su situación vital, en el fondo se encuentran cómodas.
·         Alcanzar el éxito en el trabajo o en el amor tiene un precio: el esfuerzo y, también, la frustración que produce el hecho de que las cosas no siempre salen bien a la primera. Las personas que se boicotean a sí mismas en el plano del amor envidian la vida de las parejas cercanas, viven la vida como si fuese un escaparate en donde solo reluce lo bonito. No son objetivas porque desconocen el fondo de esas relaciones que idealizan.
·         Existen otro tipo de prejuicios que conducen al autoboicot. Uno de los más habituales es creer que a partir de los 40 años de edad es imposible conocer a alguien especial. Este prejuicio se puede romper de forma objetiva haciendo uso de la racionalidad: existe gente buena de todas las edades, y en la actualidad hay más personas libres que nunca porque el número de singles va en aumento; además, los casos de divorcio crecen, lo que multiplica las posibilidades de encontrar pareja en la madurez.
·         El miedo al amor también es una forma de autoboicot. Así se comportan quienes tienen un príncipe azul en mente que nunca encuentran en la vida real. En esencia, quienes buscan un ser ideal, están huyendo de un amor real. Un amor en el que podrían perder el control de la situación, en donde no todo sería color de rosa, y en donde habría decepciones. Sin embargo, recuerda que todo en la vida tiene aspectos positivos y negativos.
·         El miedo al qué dirán es otra forma de autoboicot en el que caen aquellas personas que necesitan constantemente de la aprobación de los demás para dar cualquier paso en su vida.

Autoboicot en el trabajo
La personalidad y la forma de reaccionar ante determinadas situaciones, hacen que algunas personas sean más propensas al autoboicot en el trabajo. Veamos cuáles son esas actitudes que te empujan a boicotearte a ti mismo y te impiden conseguir el éxito en el ámbito laboral:
·         El miedo al éxito afecta especialmente a las personas que son racionales hasta el extremo de querer tenerlo todo siempre bajo control. El éxito se caracteriza precisamente por desbordar en ciertos momentos a quien lo vive.
·         Por otra parte, las personas con una baja autoestima, que se han convencido a sí mismas de que no son lo suficientemente valiosas para tener éxito, son susceptibles de caer en el autoboicot. Pueden hundir proyectos importantes mediante un diálogo interior negativo.
Se dicen a sí mismas frases del tipo: “no puedo”, “no sirvo para esto”, “voy a fracasar”, “existe gente más preparada que yo”... A través de estos pensamientos se generan emociones desagradables como la tristeza o el enfado, y dichas emociones se reflejan en sus acciones a través de la
 desmotivación y el tedio.
·         Las personas perfeccionistas al extremo son muy duras consigo mismas, no valoran con objetividad sus logros, todo lo que consiguen les parece insuficiente; de esta forma, no disfrutan de un proceso creativo. También quienes tienen una profesión expuesta a la opinión del público son especialmente vulnerables a este autoboicot. Asípor ejemplo existen personas con una gran capacidad creativa que sueñan en teoría con escribir un libro pero que en la práctica nunca han podido dar el paso porque rompen los folios por la insatisfacción que les produce su trabajo.
·         Las personas que han sido educadas en un ambiente muy rígido, donde han recibido pocos elogios y pocas felicitaciones por sus logros, también tienen un miedo especial al éxito porque no se sienten preparadas para afrontarlo. Por ello es tan importante que los padres alimenten la autoestima de sus hijos desde la etapa infantil con palabras de cariño y muestras de afecto.
·         El autoboicot surge también en aquellos que se comparan constantemente con los demás en el plano laboral. Existen personas que sufren un gran complejo de inferioridad y creen que siempre hay alguien mejor, por tanto, se qued

Por Maite Nicuesa Guelbenzu, Doctora en Filosofía


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